La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025 por su trabajo retratando la naturaleza humana en imágenes cargadas de simbolismo, según se anunció el viernes 23 de mayo.
“Dueña de una mirada innovadora y dotada de una extraordinaria profundidad artística, la lente de Iturbide ha retratado la naturaleza humana a través de fotografías cargadas de simbolismo, que crean un mundo propio: desde lo primitivo a lo contemporáneo; desde la crudeza de la realidad social hasta la magia espontánea del instante”, indica el veredicto, al que se llegó por unanimidad.
El acta también destaca que la obra de la artista mexicana, en blanco y negro, “combina lo documental con un sentido poético de la imagen. A través de su cámara capta la vida cotidiana de México, con una mirada profunda, respetuosa y evocadora. Sus imágenes no sólo muestran lo que ve, sino también lo que siente. Cada fotografía tiene una carga emocional y cultural que nos invita a mirar más allá de lo visible”.
El jurado de esta edición estuvo compuesto por Claude Bussac, Oliver Díaz Suárez, Josep Maria Flotats i Picas, Maribel López Zambrana, Joan Matabosch Grifoll, Isabel Muñoz Villalonga, María Pagés Madrigal, Christina Rosenvinge Hepworth, Teresa Sapey y Carlos Urroz Arancibia, presidido por Miguel Zugaza Miranda y actuando de secretario Aarón Zapico Braña.
La candidatura de Iturbide fue propuesta por Juan Duarte Cuadrado, embajador de España en México. A esta edición del galardón concurrieron 49 candidaturas de diecinueve nacionalidades.
Trayectoria de Graciela Iturbide
Nacida en Ciudad de México el 16 de mayo de 1942, Iturbide comenzó en 1969 sus estudios en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), con la intención de convertirse en directora de cine, pero a raíz de conocer el trabajo del fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y de asistir a sus clases se vio atraída por esta disciplina. Entre 1970 y 1971 trabajó como asistente de Bravo.
Dueña de una mirada innovadora, la lente de Iturbide ha retratado la realidad social no sólo de México sino de muchos lugares a los que ha sido invitada para trabajar. Su obra presenta un aspecto documental que muestra, según los expertos, “un mundo hipnótico que parece situarse en el umbral entre la realidad más cruda y la gracia de una magia espontánea”.
En los años setenta viajó por Latinoamérica, principalmente por Cuba y Panamá, y en 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país con proyectos en los que fotografió, por ejemplo, a los pueblos seri y de Juchitán. Este último dio lugar al libro Juchitán de las mujeres (1989).
Posteriormente prosiguió su labor en Cuba, Alemania Oriental, India, Madagascar, Hungría, Francia y Estados Unidos, época que dio lugar a numerosos trabajos destacados por su profundidad artística y su sentido poético.
Con el tiempo, su gusto por el retrato y la descripción de la naturaleza humana ha ido cambiando en busca de nuevos objetivos como paisajes u objetos encontrados, que su mirada dota de una visión trascendental a través del uso característico del blanco y negro. En sus propias palabras, la fotografía es para ella “un ritual. Salir con la cámara, observar, fotografiar los aspectos más mitológicos de las personas, luego ir a la oscuridad, desarrollarse, seleccionar las imágenes más simbólicas”.
Iturbide ha protagonizado exposiciones individuales en algunos de los centros e instituciones artísticas más importantes del mundo, como el Centro Pompidou de París, el San Francisco Museum of Modern Art, el Philadelphia Museum of Art, el Getty Museum, el Fotomuseum Winterthur y la Barbican Art Gallery, entre otros.
Su labor ha quedado reflejada además en varios volúmenes editoriales como Avándaro (1971), con textos de Luis Carrión; Graciela Iturbide: la forma y la memoria (1996), con textos de Carlos Monsiváis; Pájaros (2002), con textos de José Luis Rivas y Bruce Wagner; Graciela Iturbide: Eyes to Fly with / Ojos para volar (2006), con textos de Fabienne Bradu y Alejandro Castellanos; El baño de Frida Kahlo (2009); Graciela Iturbide: México-Roma (2011) o Graciela Iturbide: No hay nadie / There is no one (2011), con textos de Óscar Pujol, entre otros.
Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y doctora honoris causa por el Columbia College de Chicago y el San Francisco Art Institute, Iturbide ha recibido numerosos galardones a lo largo de su carrera, entre los que destacan el premio de la W. Eugene Smith Memorial Fund (Estados Unidos, 1987), el Grand Prize Mois de la Photo (Francia, 1988), la Guggenheim Fellowship (Estados Unidos, 1988), el premio Hugo Erfurth (Alemania, 1989), el International Grand Prize (Japón, 1990), el premio Rencontres Internationales de la Photographie (Francia, 1991), el Premio Nacional de Ciencias y Artes (México, 2008), el premio PHotoESPAÑA (España, 2010), el Lucie Award (Estados Unidos, 2010), el Premio Cornell Capa del Centro Internacional de Fotografía (Estados Unidos, 2015) y el premio William Klein de la Academia de Bellas Artes de Francia (2023).
Los Premios Princesa de Asturias
Este ha sido el cuarto de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su cuadragésima quinta edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades al filósofo y ensayista alemán de origen surcoreano Byung-Chul Han, el Premio Princesa de Asturias de las Letras al escritor español Eduardo Mendoza y el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales al sociólogo y demógrafo estadounidense Douglas Massey. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a (por orden) Deportes, Concordia, Investigación Científica y Técnica y Cooperación Internacional.
Estos galardones tienen el objetivo de reconocer “la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional”. Conforme a estos principios, el Premio Princesa de Asturias de las Artes se concederá a “la labor de creación, cultivo y perfeccionamiento de la arquitectura, la cinematografía, la danza, la escultura, la fotografía, la música, la pintura, el teatro y otras manifestaciones artísticas”.
Cada Premio Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró —símbolo representativo del galardón—, un diploma acreditativo, una insignia y la cantidad en metálico de cincuenta mil euros. El acto de entrega se celebrará en octubre, como es tradicional, en una solemne ceremonia presidida por los Reyes de España, acompañados por la Princesa de Asturias y la infanta doña Sofía.