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La información como bien común

La conexión entre información y bien público es una de las ideas más importantes en la actualidad y, en tanto bien público, necesita apoyo público. —Joseph E. Stiglitz

Dada la relevancia de acceder libremente a informaciones fiables para ejercer plenamente el derecho a la libre expresión, la UNESCO (2021), en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa 2021, eligió el tema “La información como un bien común” centrado “en los problemas contemporáneos de la libertad de expresión, el acceso a la información y el rol de servicio público del periodismo en un ecosistema de las comunicaciones que ha cambiado” (pág. 1).

Ese ecosistema de las comunicaciones ahora es más amplio, diverso, heterogéneo y potente es el que, según la misma UNESCO, habilita la información como un bien de todos y para todos. De ahí que, al promover la idea de “la información como un bien común”, dicho organismo resalta no solamente la importancia de valorar la información de acuerdo con su utilidad y función social, sino también la trascendental diferencia entre “información” y otros tipos de contenidos de comunicación, como es el caso de la desinformación.

Es en ese contexto es que la UNESCO exhorta a reconocer y promover la idea de la información como bien común dado que, en definitiva, es la pieza clave del conocimiento necesario para fomentar y lograr las aspiraciones colectivas y, además, para “reconstruir mejor” en el mundo post-COVID.

La era de la desinformación

Hay gente que piensa que si se publica un contenido en internet es porque ya ha sido validado previamente y no entiende la era de la desinformación en la que vivimos. — Ricard Castellet

Si bien la llegada del internet y la subsiguiente evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) trajeron consigo nuevas y más formas o alternativas para acceder a la información y al conocimiento, “a medida que la sociedad se embarca en la cuarta revolución industrial, el fenómeno ha evolucionado considerablemente, y la desinformación en la esfera digital es cada vez más difícil de detectar, clasificar y contrarrestar” (Digital Future Society, 2020, pág. 9).

Derivado, pues, de la dinámica del nuevo ecosistema de las comunicaciones, abordar el fenómeno de la desinformación no ha sido tarea sencilla porque aún existen ambigüedades o imprecisiones conceptuales. No obstante, ahora hay aproximaciones conceptuales que permiten abordar el problema de manera más sólida, precisa y significativa, como las que, de forma general, explica Media Defense (2023):

A veces descritas como “noticias falsas” o “fake news”, estas noticias engañosas pueden adoptar muchas formas. Estos términos abarcan historias fabricadas además de otras que omiten información clave o que sólo presentan un punto de vista. Algunas historias pueden contener un núcleo de verdad, pero omiten información contextual clave que las hace engañosas. “La desinformación” también puede incluir parodias o sátiras, que pueden engañar a los lectores si toman su mensaje al pie de la letra.

La distinción clave entre “información incorrecta” y “desinformación” es su propósito: la “información incorrecta” suele ser información inexacta que la gente escribe y difunde sin darse cuenta, mientras que el propósito de la “desinformación” es engañar. (párr. 4-5).

Otra de las aproximaciones que más se acerca a la conceptualización de la dinámica de la desinformación, es la que describen Chequeado y Verificado MX (2022), entidades verificadoras de información o de fact checking en Latinoamérica: La desinformación son contenidos, ya sea en formato de audios, videos, fotos o textos, que circulan en distintos medios, pero sobre todo en redes sociales y servicios de mensajería instantánea, en los que se inventan cosas que no sucedieron, se sacan de contexto hechos o se los tergiversa para cambiarles el sentido.

En resumen, lo imprescindible a saber es que, en la era de la desinformación, las noticias falsas o fake news son solo una de las muchas tácticas de la desinformación, y que la desinformación se manifiesta a través de la difusión de contenidos falsos, inexactos, distorsionados diseñados y producidos, por lo general, deliberadamente para engañar, generar confusión, manipular, influir en la opinión pública, provocar un daño o para obtener algún beneficio.

Y así, en plena era de la información, ante la dificultad de corresponder a la evolución de las TIC con una evolución paralela mediante el desarrollo neurocognitivo para digerir, interpretar, discernir y sintetizar la colosal cantidad de información a la que estamos expuestos, comenzó la era de la desinformación: tiempos en los que ya no se priva a la sociedad del acceso informativo, sino que se le satura de elementos contradictorios para confundirla. (Barros, 2011)

Desafíos y oportunidades

En el contexto de la dinámica del nuevo ecosistema de las comunicaciones, los desafíos son muchos y las oportunidades están ahí. Así pues, convertir los desafíos en oportunidades es el primer paso para enfrentar y cambiar la realidad comunicativa actual que, derivada y potenciada por las nuevas TIC, puede repercutir negativamente en el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, como sucedió durante período inicial y más crítico de la pandemia COVID-19; una época en la que la desinformación llegó a tal grado que la OMS y la ONU (2020) declararon la pandemia no solo como una emergencia de salud pública, sino también de comunicaciones a causa de la “infodemia” masiva; es decir, de la abundancia excesiva de información y, sobre todo, de desinformaciones que ponen en peligro la salud y la vida de las personas.

Lo cierto es que, aunque la pandemia visibilizó la trascendencia, el impacto y el potencial catastrófico de la desinformación, con pandemia o sin pandemia diariamente, en el ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información, voluntaria o involuntariamente estamos expuestos a buscar, encontrar, recibir y difundir desinformaciones; esto, en gran medida, como resultado de los avances de las TIC que, entre otras cosas, han amplificado la capacidad para generar, difundir y poner a disposición una gigantesca cantidad de datos, información y contenidos, complicando así su análisis y, por ende, distinguir lo que es o no verdad.

Es por eso que, tal como lo advierten las Naciones Unidas (2022), aunque el fenómeno de la desinformación plantea múltiples y diferentes desafíos, la clave para contrarrestarlo es precisamente la libertad de expresión; lo cual demanda la decidida, firme y obligada contribución del Estado para normar, regular y autorregular los entornos en los presenta y desarrolla la desinformación, y asegurándose de no coartar o vulnerar los derechos fundamentales como los son, por supuesto, la libertad de expresión, incluida la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones, cosa que, en definitiva, no es tarea sencilla pero tampoco imposible.

En ese sentido y con ese contexto se entiende por qué la organización internacional de derechos humanos Media Defense (2023) cuestiona si son las leyes la mejor manera de enfrentar la desinformación, refiriendo que, desde 2017, la ONU y los distintos organismos regionales de derechos humanos considera que criminalizar el intercambio de desinformaciones es incompatible con las normas internacionales en materia de restricciones a la libertad de expresión. A lo cual, cabe responder que, si bien las leyes no son la única manera de enfrentar la desinformación, si éstas están “bien hechas”, se cumplen y se hacen cumplir, pueden ser sólido garante del ejercicio de la libertad de expresión y, al mismo tiempo, de la eficacia en la lucha contra la desinformación.

De ahí que el principal desafío y oportunidad sea, en realidad, ir más allá en materia legislativa considerando no solo la regulación de las TIC y los servicios privados y públicos relacionados con ellas, sino de manera integral incorporando la visión social y educativa imprescindible para frenar la desinformación y, desde luego, sin violar la libertad de expresión ni de acceso a la información para, con ello, fomentar y fortalecer el debate público informado. Entonces, recordando que en los desafíos están las oportunidades, lo primordial es asumir y afrontar el problema de la desinformación desde una perspectiva amplia e integral partiendo de 10 consideraciones esenciales:

Construcción de un marco normativo y regulatorio integral acorde a las necesidades y desafíos que plantea el fenómeno de la desinformación.

Definición del marco conceptual-contextual de la desinformación.

Visión garante de los derechos humanos fundamentales.

Reducción de la brecha digital y fortalecimiento de la inclusión digital.

Alfabetización digital y multimedia

Alfabetización mediática e informacional.

Ética y responsabilidad social empresarial.

Ética y responsabilidad periodística y comunicacional.

Educación cívica y ciudadana.

Aplicación y cumplimiento del marco normativo y regulatorio.

Es pues el Estado el que, de inicio, tiene el reto y la responsabilidad de generar las condiciones para neutralizar la desinformación asegurándose de proteger, respetar, promover y garantizar no solo los derechos a la libertad de expresión y a la información, sino también los derechos a la privacidad y a la participación pública informada; derechos que, a medida que avanzan las TIC, se han visto cada vez más vulnerados y violentados ante las omisiones o la falta de acciones amplias e integrales por parte del Estado, o peor aún, a causa de un Gobierno que tiende a distorsionar y negar la realidad produciendo y difundiendo desinformación oficial, tal como ha estado sucediendo con el actual gobierno de México (Article 19 Oficina para México y Centroamérica, 2021, 2022); es decir, con el autoproclamado Gobierno de la Cuarta Transformación.

Por otro lado, pero no muy distante, se encuentra el reto y responsabilidad individual, social, empresarial (particularmente la de los medios y servicios de comunicación) y ciudadana de enfrentar, todos y cada uno desde sus respectivos ámbitos de acción y competencia, los desafíos y oportunidades que día con día se presentan en la era de la desinformación.

En síntesis, en la era de la desinformación se requiere, con mayor urgencia, más voluntad, compromiso y corresponsabilidad Estadopersonas-sociedad-empresas dado que, si bien cada uno es distinto y está sujeto a su propio ámbito de acción, las respuestas a la desinformación radican la lucha coordinada y en unidad para contrarrestar eficazmente el problema. Y para que la lucha contra la desinformación sea eficaz, “las respuestas deben ser multifacéticas y específicas para cada contexto, y deben basarse en el respeto al derecho a la libertad de expresión” (Naciones Unidas, 2022), y asumiendo el hecho de que la información, como un bien de todos, necesita del apoyo todos.

Referencias

Referencias
Article 19 Oficina para México y Centroamérica. (2021). Distorsión: El discurso contra la realidad. Recuperado el 28 de junio de 2023, de https://articulo19.org/wp-content/uploads/2021/03/Book-1_ARTICLE-19_2021_V03.pdf
Article 19 Oficina para México y Centroamérica. (2022). Negación: informe anual 2021 sobre libertad de expresión e información en México. Recuperado el 28 de junio de 2023, de https://es.scribd.com/document/568211479/Negacion-Informe-Anual-2021

Barros, J. (2011). La era de la desinformación: sobre cómo el exceso de información es peor que la simple ignorancia. Pijamasurf – Noticias e Información alternativa. Recuperado el 22 de junio de 2023, de https://pijamasurf.com/2011/05/la-era-de-la-desinformacion-sobre-como-el-exceso-de-informacion-es-peor-que-la-simple-ignorancia/

Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (5 de febrero de 1917). Leyes Federales Vigentes. Recuperado el 21 de mayo de 2023, de Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Última reforma publicada DOF 08-05-2023: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CPEUM.pdf

Castellet, R. (18 de marzo de 2022). Las bromas sobre el “experto en todo” que acaban siendo fuente de desinformación. AFP España. (A. Laborda, Entrevistador) Recuperado el 23 de junio de 2023, de https://factual.afp.com/doc.afp.com.326C9Z2

Chequeado & Verificado MX. (agosto de 2022). Enseñanza del fact checking para profesores. Desinformaciones, [Diapositiva de PowerPoint] 7. Recuperado el 22 de junio de 2023

Digital Future Society. (mayo de 2020). Cómo combatir la desinformación: Estrategias de empoderamiento de la ciudadanía digital. Recuperado el 23 de junio de 2023, de https://digitalfuturesociety.com/es/report/como-combatir-la-desinformacion/

Media Defense. (26 de abril de 2023). Media Defense. Recuperado el 21 de junio de 2023, de ¿Son las leyes sobre noticias falsas la mejor manera de enfrentar la desinformación?: https://www.mediadefence.org/news/noticias-falsas/

Naciones Unidas. (1948). Recuperado el 21 de mayo de 2023, de La Declaración Universal de Derechos Humanos: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights

Naciones Unidas. (23 de septiembre de 2020). Noticias ONU. Recuperado el 27 de junio de 2023, de Hasta la vacuna COVID-19 más efectiva fallará si la gente no confía en ella por desinformación: https://news.un.org/es/story/2020/09/1481022

Naciones Unidas. (2022). Contrarrestar la desinformación para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Informe del Secretario General. Asamblea General, Septuagésimo séptimo período de sesiones. Recuperado el 27 de junio de 2023, de https://undocs.org/es/A/77/287

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). (2021). Nota conceptual del Día mundial de la libertad de prensa 2021. Recuperado el 21 de junio de 2023, de La información como un bien común: https://en.unesco.org/sites/default/files/wpfd_2021_concept_note_es.pdf

Organización de los Estados Americanos (OEA). (11 de febrero de 1978). Recuperado el 21 de mayo de 2023, de Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José): https://www.oas.org/dil/esp/1969_Convenci%C3%B3n_Americana_sobre_ Derechos_Humanos.pdf

Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). (octubre de 2019). Organización de los Estados Americanos. Recuperado el 21 de junio de 2023, de Guía para garantizar la libertad de expresión frente a la desinformación deliberada en contextos electorales: https://www.oas.org/es/ cidh/expresion/publicaciones/Guia_Desinformacion_VF.pdf

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